Introducción

“Identificar: establecer la individualidad determinando aquellos rasgos o conjunto de cualidades que distinguen un individuo de todos los demás y que hacen que sea él mismo.”

Ante el hallazgo de restos cadavéricos la práctica forense se plantea varios interrogantes que deben ser resueltos de forma sucesiva: diagnóstico de especie, datación de los resto y diagnóstico individual.

En general, cuando se trata de restos humanos esqueléticos y éste se encuentra prácticamente en su totalidad, no ofrece dificultad puesto que hay claras diferencias anatómicas.

Puede resistirse identificaciones de huesos largos de niños (tibia, peroné, fémur, húmero, cúbito, radio) y/o cuando éstos se encuentran fragmentados.

A ojos expertos no suelen crear dudas. En caso contrario, se recomiendan métodos inmunológicos basados en reacciones antígeno-anticuerpo (Schleyer, 1962).

En ocasiones, si el presupuesto lo permite, pueden hacerse estudios de DNA secuenciando el gen ALU, exclusivo de primates.

Se debe establecer la fecha de la muerte del individuo, en base a diferentes criterios.

De forma muy resumida, a partir del momento de la muerte se producen una serie de cambios físicos y químicos en el cuerpo que hay que tener en cuenta para la datación. Estos cambios son procesos destructores del cadáver en los cuales participan tanto la flora bacteriana normal que reside en nuestro cuerpo en vida como efectos del ambiente y la naturaleza (como plantas y animales que estén cerca del cadáver). Todo esto, a su vez depende de la causa de la muerte, del lugar donde yacía el cuerpo e incluso de la manipulación de éste, si la ha habido.

Con todo esto, se debe establecer la fecha de la muerte del individuo, en base a diferentes criterios:

-               Morfológicos: modificaciones post-mortem que varían en función del tiempo de muerte.

-       Químicos: en restos esqueléticos antiguos se dan cambios químicos, los cuales se enriquecen de ciertos minerales por el contacto con el suelo en el que yacen.

-          Biológicos: se estudia la fauna cadavérica, que varía notablemente con el tiempo. En este criterio entra en juego una disciplina relacionada, la entomología forense, la cual tiene como objetivo esencial el estudio de los insectos y otros artrópodos que residen en los cadáveres. Según el tipo de fauna que se halla y el estado de desarrollo en el que se encuentran, no sólo puede datarse la fecha de la muerte sino que, incluso se pueden hacer estudios de manipulación del cuerpo y de toxicidad.

La datación de los restos es importante por dos motivos esenciales, sobretodo en casos legales: primero, por el hecho de que un crimen determinado de pena mayor, es decir, con una pena mayor a 15 años de prisión, prescribe a los 20 años; segundo, los casos de delitos contra la humanidad, bienes y personas protegidos no prescriben nunca. 

3.       Diagnóstico individual

Los datos genéricos permiten situar los restos dentro de un contexto étnico, sexo, edad y una talla aproximada en vida. Estos estudios se llevan a cabo mediante el estudio antropológico del cráneo, pelvis, fémur y otros huesos largos.

En caso de duda, se puede acudir a los estudios de DNA, pro ejemplo, en el análisis de los cromosomas X e Y (mujer y hombre respectivamente).

Los datos individualizadores engloban elementos extrínsecos al cadáver, como objetos y ropas; caracteres patológicos naturales o traumáticos; identidad radiográfica (actualmente en desuso); superposición craneal con fotografías de la supuesta víctima; identificación dental; entre otros.

Hasta aquí, hemos introducido, a modo resumen, los métodos de identificación morfológica.

Una vez visto, a grandes rasgos, las características morfológicas y visuales que deben estudiarse ante el hallazgo de unos restos cadavéricos, vamos a centrarnos a un nivel más diminuto: los métodos moleculares de identificación, los cuales trabajaremos en esta página web.